Las cosas a nuestro alrededor están cambiando rápido, pero la luchar por nuestra dignidad sigue firme
Todavía recuerdo el día, hace años, cuando agentes de la Patrulla Fronteriza me sometieron a la práctica de perfil racial mientras yo viajaba en el tren de San Diego a Los Ángeles. Era temprano en la mañana y yo estaba hablando con mi padre por teléfono en español cuando los agentes subieron y me escucharon. Dos agentes se acercaron, se pusieron sobre mí en mi asiento y me preguntaron: “¿Dónde naciste?” No era la primera vez que me sometieron a un perfil por vivir en la región fronteriza, pero esa vez se sintió especialmente peligrosa. Viajaba sola. Solo había una persona más en el vagón, un hombre blanco, y él desvió la mirada, como decir: “estás sola.”
Nací en México, pero esa no fue la respuesta que di a los agentes federales, esa respuesta podría haberme llevado a un viaje de ida esa mañana al otro lado de la frontera. No iba a mentir (nunca es buena idea), pero iba a responder de la manera más segura posible, afirmando mi ciudadanía (un privilegio que tuve la suerte de tener). Soy ciudadana estadounidense, pero no llevaba ninguna prueba de ello y, francamente, no existe ninguna ley que me obligue a hacerlo. Sabía que eso podría no importarles a los agentes. Como abogada, había representado a una docena de ciudadanos que tuvieron que probar su ciudadanía desde el otro lado de la frontera. Dije claramente en inglés: “Soy ciudadana estadounidense.” Los agentes miraron el color de mi piel ambigua, mis ojos azules, la ropa que llevaba puesta y luego se alejaron, satisfechos por el momento de que yo no “pareciera” inmigrante. Yo sabía que si mi padre hubiera estado en mi lugar, con piel más oscura y un acento marcado, el incidente podría haber terminado de manera diferente.
Lo que me pasó a mí ha estado sucediendo durante un siglo en la región fronteriza, a pesar de nuestro derecho, escrito en la Cuarta Enmienda, a estar libres de registros y detenciones irrazonables. Históricamente la Corte Suprema ha interpretado la Cuarto Enmienda de manera que los agentes pueden justificar detener y cuestionar a alguien en base a su raza, siempre que tengan factores adicionales que les den sospecha razonable de que la persona ha violado una ley de inmigración. La sospecha debe ser individualizada, no generalizada para todo un grupo de personas, y la sospecha solo es suficiente para interrogar, no para detener o arrestar. Esa protección limitada siempre se ha sentido débil (y ha sido violada repetidamente), pero ahora incluso eso está en peligro de ser eliminado por completo.
La Corte Suprema abrió la puerta para que los agentes federales justifiquen la detención de personas en el área metropolitana de Los Àngeles basándose en estereotipos generales sobre inmigrantes. Esto incluye si alguien parece mexicano o latino, habla español (o inglés con acento) o está en un lugar o realizando un tipo de trabajo que los agentes asocian con inmigrantes. Si esto puede pasar en Los Àngeles, también puede pasar aquí en San Diego y en cualquier otro lugar.
Aunque la Corte Suprema acaba de dar a los agentes federales luz verde para hacer perfil raciales con pocas o ninguna restricción, y podrían aumentar su perfilamiento aquí y en otros lugares, no debemos renunciar a nuestros derechos a la igualdad y la libertad. No aquí, no en ningún lugar. Alliance San Diego ofrece guías de “Conoce tus derechos” sobre qué decir o hacer en varios idiomas si tú o personas a tu alrededor se encuentran con agentes federales de cualquier tipo, que puedes encontrar en línea en alliancesd.org. Seas ciudadano o inmigrante, el conocimiento es poder y puede ayudarnos a todos a defender nuestra dignidad. Te invitamos a ayudarnos a difundir poder, no pánico, y dona en línea en alliancesd.org hoy para ayudarnos a proteger los derechos humanos en San Diego.
Sabemos que estos son tiempos difíciles, en los que cada día parece más oscuro que el anterior, pero también sabemos que podemos superarlo juntos y construir un futuro más brillante. Ahora no es momento de aislarnos. Es momento de estar en comunidad, actuar en comunidad y luchar por la comunidad. Debemos reconocer los privilegios que algunos tenemos para movernos libremente y los riesgos que otros enfrentan de ser perfilados racialmente. Juntos podemos protegernos unos a otros. Pide ayuda si la necesitas y ofrécela si alguien la necesita. Así es como nos apoyamos y defendemos la comunidad.
Andrea Guerrero es la residente de San Diego y la Directora Ejecutiva de Alliance San Diego.
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